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VALORES MORALES

Los valores nos ennoblecen y desarrollan nuestro potencial humano.

Podemos clasificar los valores humanos en cuatro categorías: valores religiosos, valores morales, valores humanos inframorales, y valores biológicos.

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INDICE

- Los valores

- Los valores son el motor que nos mueve en la vida

- La clasificación de valores

- Valores religiosos

- El valor más querido

- Los valores religiosos y morales

- Valores espirituales

- Valores morales

- Hablar de educación moral 

- Los valores humanos

- Virtudes y valores


- Autoestima

- La Autoestima en los niños


- La flor de la honestidad (Video de Percy Alfaro)

"La honestidad es una cualidad humana que consiste en comportarse y expresarse con coherencia y sinceridad, y de acuerdo con los valores de verdad y justicia"
 

https://www.youtube.com/watch?v=NPRCWbXAoAE

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Los valores 

Los valores religiosos y morales son y deben ser los más importantes, porque se refieren a la dimensión decisiva de la existencia humana. El valor de “algo” (un objeto, una idea, un acto, una persona) consiste en su poder perfeccionar a alguien, a quien escoge ese “algo”, y mucho (no todo) depende de quién es ese alguien que escoge ese “algo”.

El trabajo realizado con gusto es un valor para el campesino, el oficinista o el conductor de camiones. La participación en Misa todos los domingos es un valor para los católicos que quieren vivir en serio su fe.

Entre la multitud de valores, descubrimos que unos son más importantes, más hermosos y más nobles, porque llegan a aspectos centrales del corazón humano.

Los valores religiosos y morales son los más importantes, por su relación temporal y eterna con Dios y con los otros seres humanos. 

Los valores del espíritu, que incluyen la disciplina mental para acceder a la verdad, para “retenerla” con una buena memoria y expresarla de modo claro y honesto; la fuerza de voluntad, que permite comprometerse en el trabajo, en el estudio o en las mil actividades de la vida familiar; la solidaridad que lleva a los hombres a unir sus esfuerzos en la construcción de un mundo más acogedor; la justicia que permite no sólo respetar los acuerdos o los derechos ajenos, sino promoverlos allí donde todavía son pisoteados... La lista podría ser muy larga, pero da una idea de lo urgente que es elaborar buenos programas de formación en los valores.

Una sociedad que sepa proponer un programa exigente y completo de valores, apoyados y vividos desde una educación para la virtud, permitirá que los niños, adolescentes, jóvenes y adultos maduren cada día en su humanidad, vivan abiertos a los demás, y se preparen en serio a la meta en la que se decide, para siempre, el bien verdadero de cada uno de nosotros: el encuentro eterno con Dios. ¿No debería ser esa la señal inequívoca de que hemos sabido ofrecer un buen programa de formación en los valores?

Obras Misionales Pontificio Episcopales de México 

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Los valores son el motor que nos mueve en la vida

De acuerdo con los valores que uno tenga, serán nuestras acciones. Estas acciones, a su vez, profundizarán o cambiarán los valores de cada individuo.

Pero muy pocas personas se dedican a reconocer sus propios valores. Los valores sí son innatos, pero si no son practicados, quedan atrofiados por el tiempo. Es necesario reconocer los valores individuales y practicarlos conscientemente en la vida diaria.

Ahora, enfrenta tu miedo con la cabeza erguida y ojos abiertos, no temas. La vida es mejor sin el miedo, que nace de la confusión y la incertidumbre. Simplemente aclara con tu corazón las situaciones por las que estés pasando y vive la vida. Pues la vida es un don invaluable que Dios nos ha dado. Si no la vives... ¿de qué vale vivir?

En vez de temer, sirve a los demás. Da a los demás lo que tengas, especialmente tus talentos y virtudes. Sirve y verás que el mundo entero estará protegiéndote, porque la razón de una vida con buenos valores es servir a los demás.

Para subir al cielo hay un camino y éste es estrecho, ya que su puerta también lo es; pocos pasan por esa puerta y marchan por ese camino; el infierno no tiene puerta, pero muchos la taladran luchando para poder entrar.

¡Afirma tus valores!, los cuales te ayudarán a poder llegar al cielo.

Compartido por: Ma. Guadalupe Acuña

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La clasificación de valores 

La clasificación de valores contribuye a que las personas realicen un proceso de reflexión que les permita tomar conciencia y responsabilidad respecto a sus pensamientos, sus valores y sus emociones. Este proceso ayuda, por una parte, a adquirir más confianza y seguridad en sí mismo y por otra parte, a enfrentarse constructivamente con las situaciones conflictivas, posibilitando una participación más consciente en una sociedad democrática. 

Colaboración: Maestra Ana Luisa García

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Valores religiosos

Los valores religiosos son la fe, esperanza, caridad, humildad, etc. Son valores que se refieren a nuestras relaciones con Dios. 

Aquí podemos mencionar también, el valor de la oración, de la piedad, de la veneración, etc.

Si analizamos algunos programas para educar en los valores, notamos en seguida la ausencia de muchos de los valores que acabamos de mencionar, y la presencia de otros valores que tienen su importancia, pero que no son esenciales para la vida humana. Se habla mucho de la tolerancia, del respeto, de la apertura, del diálogo. Pero se olvida que cada uno de esos valores, a veces son virtudes, están relacionados o dependen de otros valores y virtudes, sin los cuales no se consigue nada.

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El valor más querido 

“La familia es el valor más querido de esas nobles tierras. Se constata con dolor, sin embargo, cómo los hogares sufren cada vez más situaciones adversas provocadas por los rápidos cambios culturales, por la inestabilidad social, por los flujos migratorios, por la pobreza, por programas de educación que banalizan la sexualidad y por falsas ideologías. No podemos quedar indiferentes ante estos retos. En el Evangelio encontramos luz para responder a ellos sin desanimarnos. Cristo con su gracia nos impulsa a trabajar con diligencia y entusiasmo para acompañar a cada uno de los miembros de las familias en el descubrimiento del proyecto de amor que Dios tiene sobre la persona humana. Ningún esfuerzo, por tanto, será inútil para fomentar cuanto contribuya a que cada familia, fundada en la unión indisoluble entre un hombre y una mujer, lleve a cabo su misión de ser célula viva de la sociedad, semillero de virtudes, escuela de convivencia constructiva y pacífica, instrumento de concordia y ámbito privilegiado en el que, de forma gozosa y responsable, la vida humana sea acogida y protegida desde su inicio hasta su fin natural. Por este motivo, la pastoral familiar tiene un puesto destacado en la acción evangelizadora de cada una de las Iglesias particulares”

S. S. Benedicto XVI. A las comisiones episcopales de familia en América Latina: 28-III-2011

“La nueva evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica. En nuestro tiempo, como ya sucedió en épocas pasadas, el eclipse de Dios, la difusión de ideologías contrarias a la familia y la degradación de la ética sexual, están vinculados entre sí. Y del mismo modo que están en relación el eclipse de Dios y la crisis de la familia, así la nueva evangelización es inseparable de la familia cristiana”

Al Consejo Pontificio para la familia: 1-XII-2011

+ Felipe Arizmendi Esquivel.
Obispo de San Cristóbal de Las Casas

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Hablar de educación moral 

​Entendemos que la educación moral debe convertirse en un ámbito de reflexión individual y colectiva que permita elaborar racional y auto normalmente principios generales de valor, principios de valor que sirvan para enfrentarse críticamente con la realidad. Así mismo pretende aproximar a los jóvenes a conductas y hábitos mas coherentes con los principios y las normas que hayan interiorizado. Finalmente, la educación moral quiere formar criterios de convivencia que refuercen valores como la justicia, la solidaridad, la cooperación o el cuidado de los demás.

Maestra Ana Luisa García

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Valores espirituales 

Son realidades que valen porque permiten al hombre satisfacer sus deseos más profundos como persona, el conocer y el amar. 

Aquí encontramos los siguientes grupos de valores: del conocimiento: la verdad, la perspicacia, la memoria, de la experiencia estética, la belleza, de la vida social: la cohesión, la armonía, la solidaridad. También entran aquí los valores de la voluntad: fuerza de carácter, constancia. 

Algunos de estos valores se poseen de modo casi espontáneo; otros sólo pueden ser alcanzados después de un largo trabajo de formación y de esfuerzo.

 

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Valores morales

Son valores que tocan al ser humano en lo más profundo de sí mismo, en el uso de su libertad, en su responsabilidad. La enumeración podría ser larga, pero podemos mencionar los siguientes: la bondad de corazón, la rectitud de conciencia, la sinceridad, la autenticidad, la lealtad, la laboriosidad, la fidelidad, la generosidad, la servicialidad, la magnanimidad, la justicia, la honradez, la gratitud, etc.

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Los valores humanos 

Los valores humanos tienen que ver con el desarrollo de nuestra naturaleza, de nuestros talentos y cualidades. Pero no son tan importantes como los valores morales. Entre éstos están los intereses intelectuales, musicales, artísticos, sociales y estéticos. Estos valores nos ennoblecen y desarrollan nuestro potencial humano. 

Los valores morales o éticos son superiores, tienen que ver con el uso de nuestra libertad, ese don inapreciable y sublime que nos permite ser constructores de nuestro propio destino. Estos son los valores humanos por excelencia, pues determinan nuestro valor como personas. Incluyen, entre otros, la honestidad, la bondad, la justicia, la autenticidad, la solidaridad, la sinceridad y la misericordia. Cada valor apoya y sostiene a los demás; juntos forman esa sólida estructura que constituye la personalidad de un hombre maduro. 

De los valores, el más elevado, que corona y completa los valores y que nos permite incluso ir más allá de nuestra naturaleza, son: los valores religiosos. Éstos tienen que ver con nuestra relación personal con Dios. 

El mundo de hoy pasa por alto un hecho muy sencillo: la persona humana es religiosa. Aunque seguramente será difícil encontrar esta afirmación en un texto de sociología, no ha habido en la historia una sola sociedad que no haya sido religiosa. Preguntar por la existencia de Dios es algo que está íntimamente unido al por qué de la existencia humana. Buscamos de forma natural la trascendencia, porque es lo que da sentido y significado a nuestra vida sobre la tierra. Si el hombre cultiva los valores religiosos con tanta tenacidad, es porque ellos corresponden a la verdad más profunda de su ser. 

Ciertas cosas son buenas para nosotros porque nos ayudan a alcanzar nuestro fin u objetivo. Si acertamos a descubrir a dónde vamos como hombres, cuál es nuestro objetivo, podremos entonces saber qué es bueno para nosotros. 

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Virtudes y Valores 

¡Abrir el corazón a los valores!

Solo si reconocemos que hemos perdido el norte y que estamos atrapados por caprichos, egoísmos y perezas destructoras podremos empezar a quitar ese polvo acumulado en el alma que nos impide ver tantos valores que necesitan ser atendidos.

Otra vez basura fuera de sitio. Parecería tan fácil dejar cada cosa en su lugar: plásticos con plásticos, papel con papel, orgánicos con orgánicos. Pero las prisas, o el descuido, o el desorden, o la pereza, llevan a tirar las cosas como a uno se le ocurre.

Lo que pasa con la basura pasa también con asuntos mucho más importantes. Hay quien no percibe que molesta a su compañero de trabajo. Otro no es capaz de descubrir que nunca da las gracias cuando le hacen un favor. Aquel no entiende que las señales de tráfico, si están bien puestas, ayudan a la convivencia entre la gente. Y un esposo o una esposa ya no recuerdan lo hermoso que es ofrecer un gesto de cariño en el día del cumpleaños de su cónyuge.

El mundo en el que vivimos nos ha llenado de prisas, de preocupaciones, de angustias. Quedamos encadenados por Internet, por libros, por programas de televisión, por juegos con los amigos. Mientras, valores buenos, valores bellos, valores grandes, quedan relegados al armario del olvido, o a la lista de ´pendientes´ que nunca llegan a ser atendidos.

Solo si reconocemos que hemos perdido el norte y que estamos atrapados por caprichos, egoísmos y perezas destructoras podremos empezar a quitar ese polvo acumulado en el alma que nos impide ver tantos valores que necesitan ser atendidos.

Entonces abriremos el corazón a lo bueno y lo bello. Dejaremos de leer el periódico para escuchar a un familiar que necesita ser consolado. Apagaremos la computadora para arremangarnos y limpiar a fondo la cocina. Tomaremos en serio los carteles de la basura diferencia para que haya más orden en el edificio y en el barrio. Dejaremos de vivir atrapados en una interminable serie televisiva para dedicar lo mejor del propio tiempo para hablar un rato con un Dios que espera, pacientemente, que uno de sus hijos le dé las gracias y le pida esa ayuda que tanto necesita para vivir a fondo el Evangelio.

¡Vence el mal con el bien!

Autor: Fernando Pascual

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Autoestima

La Autoestima es el sentimiento valorativo de nuestro ser, de nuestra manera de ser, de quienes somos nosotros, del conjunto de rasgos corporales, mentales y espirituales que configuran nuestra personalidad. Esta se aprende, cambia y la podemos mejorar.

Aprender a querernos y respetarnos, es algo que se construye o reconstruye por dentro.Es una habilidad en el que tú eres el actor principal, en un concepto interno en el que tú decides, una responsabilidad en la que tú tienes la última palabra quererse a uno mismo y querer a los demás.

Saber que eres valioso, digno, que vales la pena y que eres capaz, y afirmarlo. Implica respetarte a ti mismo y enseñar a los demás a hacerlo. Aprender a querernos y respetarnos, es algo que se construye o reconstruye por dentro.

Ocupa un lugar importante en la vida de las personas, porque es una especie de don, fuerza, energía, motor que contribuye al desarrollo y facilita la realización de objetivos que permitan a la persona sentirse satisfecha y realizada.

"Amaras a Dios sobre todas las cosas"


"Amar a tu prójimo como a ti mismo"

La autoestima se puede favorecer: 


• Trabajando tus conceptos mentales erróneos o autodestructivos
• Mejorando tú vida, tu trabajo…
• Pensando positivo. Cambiando lo negativo, en positivo 
• Siendo integro, productivo…


La autoestima no debe de llegar a convertirse en soberbia. Lo importante es que en cualquier situación se mantenga el justo medio en el autoestima, ni muy alta, ni muy baja. 

MECE Rosa de María

La Autoestíma en los niños

La autoestima, es la capacidad que tiene una persona de amarse, valorarse, apreciarse y aceptarse a sí misma. Se manifiesta desde el nacimiento, la que afortunadamente puede modificarse a lo largo de la vida, a través de dinámicas y terapias, sin importar la edad.

Se genera por la imagen que los demás tienen y nos dan de nosotros mismos y por el valor que nosotros le damos a esa imagen. Es durante la infancia y la pubertad, cuando la autoestima deja una marca profunda.

Una autoestima alta ayudara a que el niño viva y crezca con afectos positivos y un buen auto concepto sobre sus capacidades y anhelos, de ahí que la autoestima tenga tanto que ver con la relación entre padres e hijos desde que éstos son bebes, ya que el afecto entre ambos será la base para una sana autoestima.

Cada niño es único y dependerá de los adultos el proceso de construcción de su autoestima, considerando los factores y rasgos que son característicos de él, como sus aptitudes, temperamento, debilidades, fortalezas y su actividad cognoscitiva.

La autoestima baja, la podemos detectar cuando los niños no están satisfechas con su físico y no les gusta hablar de su imagen. Les es difícil tomar decisiones, no son capaces de controlar sus emociones, reconocer en un juego, que son perdedores. Pueden desarrollar los niños sentimientos de angustia, dolor, indecisión, pereza, apatía, vergüenza, depresión.

En muchas ocasiones no percibimos, los sentimientos de dolor, envidia, odio, tristeza y el rencor. Esto lleva, no solamente a los niños, a tener complejos de inferioridad, culpa, cambios de humor, ansiedad, pánico, miedo, indecisiones, fobias, pesimismo… sentirse devaluada, incapaz de lograr sus metas, por sencillas que sean.

Quien enfrenta estos problemas no comprenden que TODOS SOMOS DIFERENTES, y que nadie somos perfectos, que por ser humanos tenemos limitaciones, nos equivocamos pero podemos volver a empezar.

El ambiente familiar es el factor principal en la autoestima. Es importante la comunicación, dialogo y el contacto físico, por ejemplo una caricia, un decir: te quiero, gracias…

Fomentemos en el niño el desarrollo de su individualidad, cualidades y aptitudes.

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