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LITURGIA

La Liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo que es realizado por los bautizados. Toda celebración litúrgica es acción sagrada por excelencia, porque es obra de Cristo. Jesús es quien dirige la liturgia. 

"Es la cumbre a la que tiende toda la acción de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza” Concilio Vaticano II.

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Las vestiduras sagradas


Las vestiduras sagradas son eso, sagradas, y para el servicio exclusivo de Dios, en el servicio a la Iglesia, de manera que lo que se use nunca será suficiente para enarbolar el servicio que se presta con mucha caridad dentro de la Iglesia, y esto en referencia al tipo de Casullas, y demás Ornamentos que se usen, si son de seda, o de hilo de oro, o sencillos. claro que lo que le importa a Dios, es el interior del corazón del Ministro que está dando el servicio en ese momento, mas se ha acostumbrado tener ornamentos de material humano especial porque el ser representante de Cristo en la Iglesia es siempre muy importante y el Ministro que lo representa, sea Diácono, Sacerdote, Obispo, Arzobispo, Cardenal e incluso el mismo Santo Padre, por la investidura que tiene, representando a Jesús, se acostumbra use los Ornamentos y Vestiduras lo más apropiado, es decir, todo lo que se use para el servicio del Altar se recomienda sea siempre lo mejor, porque es a Jesús mismo a quien se dedica todo, por ello también se promueve que los fieles que vayan a la Iglesia vayan vestidos los más apropiadamente posible, sigamos promoviendo estas prácticas que nos ayuden a vivir más adecuadamente los momentos Litúrgicos, así sea.

 

 

Las vestimentas litúrgicas de los sacerdotes 

 

Las vestimentas litúrgicas son utilizadas por los sacerdotes y otros ministros en la celebración. La casulla y la estola que son propias de los ministros ordenados.

*.- ALBA: del latín "alba", "blanca". Vestimenta de todos los ministros en la celebración litúrgica, desde los acólitos hasta el presidente (IGMR n.298) Se utiliza con cíngulo a la cintura y con amito sobre el cuello (IGMR nn.81 y 298)

SIMBOLISMO: Tiene un sentido bautismal. La pureza del alma lavada por el bautismo. El domingo segundo de Pascua, o sea, en la octava de Pascua, se solía deponer el "alba", el vestido blanco que habían recibido los neófitos en su Bautismo una semana antes. 

ORACIÓN DEL SACERDOTE: "Blanquead, Señor, y limpia mi corazón, para que, purificado con la sangre del Cordero, disfrute de los gozos eternos"

*.- ÁMITO: del latín "amictus", de "amicio, amicire", rodear, envolver. Lienzo rectangular de lino blanco que el sacerdote se coloca sobre los hombros y alrededor del cuello antes de ponerse el alba. Se sujeta por medio de cintas cruzadas a la cintura. Se utiliza al menos desde el Siglo VIII y hasta el presente. (IGMR, n.81)

SIMBOLISMO: defensa contra las tentaciones diabólicas y la moderación de las palabras.

ORACIÓN DEL SACERDOTE: "Señor, poned sobre mi cabeza la defensa, el yelmo, de mi salvación, para luchar victorioso contra los embates del demonio" Ef 6,17

-S. S. Benedicto XVI sobre el amito: “En el pasado, éste se colocaba primero en la cabeza como una especie de capucha, convirtiéndose así en un símbolo de la disciplina de los sentidos y del pensamiento necesaria para una justa celebración de la Santa Misa”. “Los pensamientos no deben vagar aquí y allá detrás de las preocupaciones y las expectativas del día; los sentidos no deben ser atraídos de aquello que allí, al interior de la Iglesia, casualmente quisiera secuestrar los ojos y los oídos”. “Si yo estoy con el Señor, entonces con mi escucha, mi hablar y mi actuar, atraigo también a la gente dentro de la comunión con Él”

*.- CASULLA: del latín "casula", "casa pequeña" o tienda. La vestidura exterior del sacerdote, por encima del alba y la estola, a modo de capa. Origen: el manto romano llamado "pénula". (IGMR 299, IGMR 161) El color cambia según la liturgia. Los colores litúrgicos son verde, blanco, rojo, morado.

SIMBOLISMO: el yugo de Cristo y significa caridad. S.S. Benedicto XVI 

ORACIÓN DEL SACERDOTE: "Señor, que dijiste: "Mi yugo es suave y mi carga ligera"; haced que de tal modo sepa yo llevarlo para alcanzar vuestra gracia"

*.-CÍNGULO: del latín "cingulum", de "cingere", ceñir. Cordón con que se ciñe el alba. IGMR 81.298

SIMBOLIZA: castidad.

ORACIÓN DEL SACERDOTE: "Ceñidme, Señor, con el cíngulo de la pureza y extingue en mi cuerpo el fuego de la sensualidad, para que posea siempre la virtud de la continencia y de la castidad"

*.- ESTOLA: Vestimenta litúrgica en forma de larga y estrecha banda que deben llevar los ministros ordenados y solo ellos. Obispos y sacerdotes la llevan sobre el alba, colgando del cuello hacia el frente y sostenida por el cíngulo. Los diáconos la visten sobre el hombro izquierdo y la fijan a la derecha de la cintura. Generalmente es del mismo color que la casulla.

SIMBOLISMO: la autoridad sacerdotal.

ORACIÓN DEL SACERDOTE: "Devuélveme, Señor, la insignia de la inmortalidad que perdí en la prevari
cación de los primeros padres, y aunque indigno me acerco a vuestro Santo Misterio, haced que merezca, no obstante, el gozo eterno"


 

 

 

Colores, días litúrgicos, significado.

Blanco: Fiestas de Nuestro Señor Jesucristo, María Santísima, santos no mártires. Símbolo de gloria, alegría, inocencia, pureza del alma.

Rojo: Pentecostés, Espíritu Santo, Fiestas de Apóstoles y mártires. Significa fuego de la caridad y sangre derramada por Cristo

Verde: Ordinario del año. Significa esperanza.

Morado: Adviento y Cuaresma. Signo de humildad y penitencia.

Rosado: Tercer domingo de Adviento: alegría, amor.

En algunos lugares: Azul: Inmaculada Concepción.

 

 

 

Los dos cirios

La costumbre de los dos cirios, proviene también de la procesión en que se acompañaba al Emperador o a algún personaje importante con todos los honores, lo que luego se aplicó al Santo Padre. Más tarde, se dejaron los cirios para alumbrar el altar, porque el altar es Cristo. 

Tal vez antiguamente, los cirios tenían una función más bien práctica, porque la Misa se celebraba cuando todavía no había amanecido, o bien por las vigilias, o porque se celebraba en las catacumbas. Pero este no es el motivo principal, como escribe San Jerónimo a propósito de
los cirios que se encendían para leer el Evangelio: «En todas las iglesias de Oriente se encienden cirios de día cuando se lee el Evangelio, no para ver claro, sino como señal de alegría y como símbolo de la luz divina de la cual se lee en el Salmo: vuestra palabra es la luz que ilumina mis pasos». 

El número 307 de la misma: ORDENACIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO = OGMR, nos da el sentido de los cirios: «Los candeleros, que en cada acción litúrgica se requieren como expresión de veneración o de celebración festiva (cf. n. 117), colóquense en la forma más conveniente, o sobre el altar o alrededor de él o cerca del mismo...». es frecuente ver que se coloquen los cirios de un solo lado del altar, lo cual empobrece mucho su sentido. El poner los cirios a ambos lados del altar tiene una simbología importante, sacrificial, dado que evoca el sacrificio que Dios mandó realizar a Moisés y a su pueblo entre dos luces (Ex
12, 6), o también lo del profeta Malaquías: "desde donde sale el sol hasta el ocaso", como rezamos en la Plegaria Eucarística III, y también el Salmo 113, 3. "¡De la salida del sol hasta su ocaso, sea loado el nombre de Yahveh!" 

Hermosísimas son las palabras de Romano Guardini evocando el sentido espiritual del cirio: «Helo aquí sobre el candelero. Amplio y seguro se sienta su pie sobre el altar; el tronco se yergue robusto, macizo. El cirio estrechado en su vaina de bronce y sostenido en el disco colocado de plano se lanza hacia lo alto. Poco a poco su figura parece que rejuveneciera. Modelado con exquisita delicadeza, es no obstante macizo. Helo ahí siempre recto en el espacio, esbelto, en su pureza intacta: sin renunciar a sus colores de tonos pálidos. Por su inmaculada blancura y su forma esbelta, el cirio se distingue de todas las cosas que lo rodean. En lo más alto se cierne la llama. Y en ella el cirio transforma su carne purísima en luz cálida y luminosa. ¿No es verdad que su vista evoca en tu espíritu una idea de nobleza? ¡Mira!... Cómo se mantiene inmóvil, arrogantemente en su sitio sin titubear, todo purísimo. Todo en él nos dice: "¡Estoy dispuesto, estoy alerta!". Y el cirio está, día y noche, allí donde debe estar: ante Dios. Nada de cuanto compone su ser escapa a su misión; nada frustra su fin: el cirio se entrega sin reserva. Está para eso: para consumirse. Y se consume cumpliendo su destino de ser luz y calor. "Pero, ¿qué sabe de todo eso el cirio -me dirás- si no tiene alma...?" Es verdad. Entonces tú debes darle una. ¡Haz del cirio el símbolo de tu propia alma!» De: Los signos sagrados.

Lugares y objetos de culto

Y dijo David: esta será la casa de Yahvé Dios y aquí estará el altar de los holocaustos para Israel (1 Cor 22,1) Desde su construcción, el templo de Jerusalén es considerado como el centro del culto que el pueblo de Israel tributa a su Dios. Es ante todo la casa de Dios, y casa de oración: Tú, Señor, que has elegido esta casa para que en ella fuese invocado tu nombre y fuese casas de oración y de plegaria para tu pueblo (1 Mc 7,37).

 

 Y Jesús, como los profetas, siente el más profundo respeto por el Templo. En él es presentado por su Madre. A el acude para las solemnidades, como a un lugar de encuentro con su Padre. Aprueba el culto que en él se realiza, aunque condena el formalismo que amenaza viciarlo. En una ocasión Jesús encuentra aquel lugar de oración y de culto convertido en una cueva de ladrones, dedicado a otras cosas que nada tenían que ver con la adoración a Dios. Y no puede tolerarlo. El Templo de Dios debe ser casa de oración, como estaba escrito. Y habiendo entrado en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en él. 

A lo largo de los siglos, también la Iglesia ha sabido manifestar su fe y su amor a Dios en el cuidado esmerado del culto y en el decoro de los lugares y cosas que a él se refieren. Con una mayor lógica cuando consideramos que en el Sagrario no hay una imagen de Dios o una presencia moral de El, sino Dios mismo, en Persona. Y el Sacrificio que se ofrece sobre el altar es el sacrificio real, pero incruento, del mismo Hijo de Dios. Con la llegada de Cristo a la tierra, el templo es con plenitud y por excelencia el lugar de la presencia de Dios entre los hombres.

Nuestros templos tienen un Tabernáculo que jamás pudieron soñar los hombres: Cristo mismo, realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Allí hemos de tratarle con toda reverencia, con todo amor, con toda admiración. Y esto se ha de manifestar en la generosidad, limpieza y cuidado esmerado del templo, ornamentos, vasos sagrados, etc.

La fuente o pila bautismal

Es a través del Sacramento del Bautismo que el cristiano entra en la vida de Dios y de la Iglesia, la comunidad de fe, el Cuerpo de Cristo. La iglesia lo llama puerta de la vida y del Reino. Las aguas del bautismo permiten al ser humano entrar en el misterio de la muerte y resurrección de Jesucristo. Como dice san Pablo a los Romanos: por el bautismo, fuimos sepultados junto con Cristo par compartir su muerte y así como Cristo fue resucitado; también nosotros hemos de caminar en una vida nueva; el agua es uno de los signos más privilegiados por significar de modo más directo los efectos del Sacramento del Bautismo. Por su naturaleza el agua limpia el cuerpo y por el bautismo quedamos purificados del pecado original donde el bautizado se convierte en criatura nueva. El agua da vida, no podemos sobrevivir sin ella y también da muerte, uno puede ahogarse en unas pulgadas de la substancia. Las aguas del bautismo regeneran al bautizado par convertirse en hijo de Dios.

Cristo mandó a sus apóstoles: "Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautícenlos, en
el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". La comunidad naciente en obediencia al mandato del Señor, bautiza a sus miembros originalmente en cualquier lugar donde había agua corriendo y limpia, naturalmente en el río. El bautismo se practicaba por inmersión o infusión, pero de todas formas lavando el cuerpo completo del bautizado con agua. Después cuando comienzan a bautizar al candidato completamente desnudo para simbolizar el rechazo del hombre viejo por despojar de las vestimentas para poder, después del bautismo poner a Cristo el hombre nuevo o nuevo Adán por la túnica blanca. Hacia falta un lugar para proveer la modestia a la persona. Los primeros baptisterios eran cuartos apartes del espacio de la asamblea o edificios separados dedicados únicamente para el sacramento en una pila grande. El edificio, se construía a menudo en forma octagonal para simbolizar el octavo día, el día de la Resurrección del Señor. La pila en el centro del edificio solía ser en forma de una cruz donde había gradas bajando a un lado dentro del agua para simbolizar la muerte, y gradas subiendo al otro lado a la resurrección.

Al principio la norma era la práctica de bautizar a adultos, muchas veces a familias completas, junto con todos los hijos, incluyendo bebés. Después de los siglos cuando el mundo era marcado por el cristianismo y la mayoría de los adultos ya bautizados, la práctica cambió de bautizar a los nuevos miembros de la comunidad: los bebés. Gradualmente el poder del signo empezó un proceso de disminución y como resultado de conveniencia y las discusiones de lo mínimo necesario para la eficacia del sacramento, se empezó la práctica de infusión, el derramamiento de un poco de agua sobre la cabeza del bebé. Esto obviamente afecta la forma física de la pila que se convirtió en una fuente pequeña de agua. ¿Cómo se recobra este simbolismo?


“La reunión del pueblo de Dios comienza por el Bautismo”: por tanto, el templo debe tener lugar apropiado par la celebración del Bautismo y favorecer el recuerdo de las promesas del Bautismo (agua bendita) .

La pila bautismal se puede ubicar en la entrada de la Iglesia para que sea también la pila del agua bendita, al lado de la asamblea, en una capilla aparte de la nave o relacionada en alguna manera con el altar. Es preferible que la pila no esté ubicada dentro del presbiterio o en el frente del mismo, sino a un lado abajo.

La pila idealmente se hace de tamaño suficiente para que el bautismo se pueda realizar tanto por inmersión como por infusión. La Introducción del Ritual del Bautismo de niños y del Ritual del Bautismo de Adultos, La Iniciación Cristiana, muestra una preferencia por la inmersión, debido a su poder significativo o simbólico, “Tanto el rito de la inmersión –que es más apto para significar la partición en la Muerte y Resurrección de Cristo- como el rito de la infusión, pueden utilizarse con todo derecho n.22.

Este poder significativo se resalta de dos formas específicas. Primero: en la acción en sí, por la inmersión del cuerpo del bautizando en una gran cantidad de agua. Segundo: por el poder significativo de la pila bautismal, ya que para posibilitar la inmersión hay que tener un receptáculo capaz de contener mucha agua.

El bautisterio mantiene una capacidad significativa aún cuando no se esté utilizando. Después del tiempo Pascua, el cirio pascual se ubica cerca de la pila bautismal. Y se permite hasta una fuente de agua viva en la pila. De hecho, cuando se bendice el agua de una pila con fuente se bendecirá la corriente de agua . Y en el Bendicional destaca el aspecto de la fuente como una manera de proveer un “signo más expresivo…como de un verdadero manantial” . Por esta capacidad significativa, aunque no siempre se use la pila para inmersión, se debe construir, donde sea posible y según las circunstancias del lugar, de tal forma que sea realizable la inmersión. Esto muchas veces se logra con una pila un poco más grande abajo y otra pequeña arriba, desde donde el agua puede correr en forma de agua viva. La inmersión se puede hacer en la pila grande de abajo y la infusión en la de arriba, siempre procurando el simbolismo más amplio.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La sala de la reconciliación

El Sacramento de la Reconciliación está muy relacionado con el Bautismo por ambos ser Sacramentos para el perdón de los pecados. En el Bautismo “nuestra vieja condición es crucificada con Cristo, quedando destruida nuestra personalidad de pecadores, y quedando nosotros libres de la esclavitud del pecado” . En el caso de la penitencia: además Nuestro Salvador Jesucristo instituyó en su Iglesia el Sacramento de la Penitencia al dar a los Apóstoles y a sus sucesores el poder de perdonar los pecados; así, los fieles que caen en el pecado después del bautismo, renovada la gracia, se reconcilian con Dios. La Iglesia, en efecto, posee el agua y las lágrimas, es decir, el agua del bautismo y las lágrimas de la penitencia. 

Esta relación se puede trasladar a los espacios del bautismo y de la penitencia también asegurando que esté relacionado uno con el otro para asegurar que los fieles estén conscientes de las dos formas de remisión de pecado. La renovación de la vida bautismal exige la penitencia. 

Por tanto el templo debe estar preparado para que se pueda expresar el arrepe
ntimiento y la recepción del perdón, lo cual exige asimismo un lugar apropiado. 

Antes, y todavía en muchos sitios, el espacio para el Sacramento de Reconciliación estaba marcado por el confesionario, un mueble de dos o tres espacios pequeños, uno para el sacerdote y uno o dos más para el penitente a cada lado, donde el sacerdote se dirigía de lado a lado abriendo una puerta pequeña y cerrando la otra que permitía la comunicación con uno y después con el otro penitente. La rejilla permitía el anonimato del penitente mientras se confesaba.

Hoy la iglesia permite un espacio modificado que permite la opción de parte del penitente de confesar detrás de la rejilla tradicional o cara a cara con el sacerdote. Esto se llama locutorio-confesonario. Es un espacio que se usa exclusivamente para el Sacramento de la Penitencia y que no se convierta en almacén para libros o utensilios para la limpieza. Debe ser un lugar que inspire contemplación y permita la profundización del arrepentimiento del penitente. Cuando el penitente abre la puerta de la capilla de la penitencia, la primera cosa que ve es la rejilla inmediatamente en frente con el reclinatorio para poder arrodillarse y participar en el Sacramento si así lo desea. Detrás de esta rejilla está ubicado el sacerdote y esto asegura que el penitente no se vea todavía; la segunda cosa que el penitente ve, es una silla vacía ubicada en frente del sacerdote donde puede caminar de vuelta a la rejilla para sentarse en frente del sacerdote para confesar de esa forma. Se puede ubicar una mesa pequeña entre la silla del sacerdote y el del penitente con un cirio encendido y una Biblia abierta. También la presencia de un crucifijo sería un buen recordatorio del evento por el cual se recibe el perdón de los pecados. Los fieles deben recibir orientación para entender que este lugar no se usa para la dirección espiritual, sino que es un lugar con el mismo propósito del confesonario antiguo: la confesión de los pecados y la recepción de la penitencia y absolución.

En el caso del segundo rito (para reconciliar a varios penitentes con confesión y absolución individual) y el tercer rito (para reconciliar a muchos penitentes con confesión y absolución general), las partes del rito que no requiere confesión y absolución individual (el canto, las oraciones, la liturgia de la palabra, la homilía y el silencio para el examen de conciencia) serán celebrados en el espacio de la asamblea.

 

La sacristía

Aula próxima a la iglesia destinada a revestirse con los ornamentos litúrgicos y desde la que se inicia la procesión de entrada. Deben ser dignas y en las catedrales del lugar donde se guardan los objetos y ornamentos sagrados.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El atrio

Porción de la iglesia ubicada en el extremo oeste de la misma, usada en la antigua arquitectura Cristiana y separada de la nave por una pequeña pared o pantalla y reservada para los catecúmenos, energúmenos y penitentes que no eran admitidos entre la congregación. El narthex era de dos tipos, exterior e interior: el primero consistía de un atrio abierto continuado a través del frente de la iglesia; en el segundo, el pasillo y la galería fueron regresados a través de la nave. Un superviviente del narthex exterior puede ser encontrado en la iglesia de San Ambrosio en Milán; del narthex interior en Santa Agnes en Roma. El narthex exterior a veces era usado como un pasadizo de juicio y para otros propósitos seculares, y después del siglo sexto como cementerio, mientras que el narthex interior, a veces llamado matroneum, era usado, probablemente para ciertas personas con rango de distinción, más que como una galería de mujeres. Luego del abandono del atrio en el Oeste, aprox. en el año 1000, el narthex evolucionó por grados en el gran porche oeste, que es tan característico de las iglesias del sur de Francia. Entre las órdenes monásticas, se continuó su uso hacia el principio del siglo trece, como por ejemplo: en la Abadía de Cluny y Vézelay. Con el completo desarrollo del gótico, desapareció, siendo tomado su lugar por los grandes porches o portadas occidentales. Propiamente hablando, el nombre debe haber cesado con la función y el llamado narthex de las iglesias medievales y abadías debería ser llamado porche. Por la misma razón no hay excusa para que se reviviera la palabra como una designación de un porche exterior, o de un vestíbulo interior.

Compilación del Padre Eugenio García Siller, OSB

 


Y Jesús, como los profetas, siente el más profundo respeto por el Templo. En él es presentado por su Madre. A el acude para las solemnidades, como a un lugar de encuentro con su Padre. Aprueba el culto que en él se realiza, aunque condena el formalismo que amenaza viciarlo. En una ocasión Jesús encuentra aquel lugar de oración y de culto convertido en una cueva de ladrones, dedicado a otras cosas que nada tenían que ver con la adoración a Dios. Y no puede tolerarlo. El Templo de Dios debe ser casa de oración, como estaba escrito. Y habiendo entrado en el Templo, comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban en él. 

A lo largo de los siglos, también la Iglesia ha sabido manifestar su fe y su amor a Dios en el cuidado esmerado del culto y en el decoro de los lugares y cosas que a él se refieren. Con una mayor lógica cuando consideramos que en el Sagrario no hay una imagen de Dios o una presencia moral de El, sino Dios mismo, en Persona. Y el Sacrificio que se ofrece sobre el altar es el sacrificio real, pero incruento, del mismo Hijo de Dios. Con la llegada de Cristo a la tierra, el templo es con plenitud y por excelencia el lugar de la presencia de Dios entre los hombres.

Nuestros templos tienen un Tabernáculo que jamás pudieron soñar los hombres: Cristo mismo, realmente presente con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. Allí hemos de tratarle con toda reverencia, con todo amor, con toda admiración. Y esto se ha de manifestar en la generosidad, limpieza y cuidado esmerado del templo, ornamentos, vasos sagrados, etc.

   


 

 

 

 


 
 

 

 El Presbítero

El Presbítero debe ser reconocible sobre todo, por su comportamiento, pero también por su modo de vestir, que ponga de manifiesto de modo inmediatamente perceptible por todo fiel; más aún, por todo hombre su identidad y su pertenencia a Dios y a la Iglesia.

 

 

 

 

 

Vestimenta del Sacerdote:

https://www.youtube.com/watch?v=AmgiwAoqloY&feature=related

Fuente: YouTube

 

 

 

  


 

  



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