Jesucristo Verdadero Dios y Verdadero Hombre

Los primeros Concilios de la Iglesia se enfocaron en definir los dogmas acerca de la Persona de Cristo, además de los ya citados anteriormente sobre la Encarnación, la Filiación Divina, la Muerte, la Resurrección, su Ascensión y su segunda Venida, que forman parte del Credo citado, existen otros definidos por los Concilios posteriores:

Jesucristo es Verdadero Dios y Verdadero Hombre: Esto basado en las definiciones de los primeros concilios que sostienen que Jesús tiene una doble naturaleza, la divina y la humana, la segunda desde el momento de su Encarnación del vientre de María, naturalezas unidas Dios perfecto y hombre perfecto, de alma racional y cuerpo, antes de los siglos engendrado del Padre según la divinidad, y el mismo en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, nacido de María Virgen según la humanidad, el mismo consubstancial con el Padre en cuanto a la divinidad y consubstancial con nosotros según la humanidad. Porque se hizo la unión de dos naturalezas, por lo cual confesamos a un solo Señor y a un solo Cristo.

Siguiendo a los Santos Padres, todos a una voz enseñamos que ha de confesarse a Uno solo y el mismo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, perfecto Él mismo en la divinidad y humanidad. Hebreos 4, 15

Engendrado del Padre antes de los siglos en cuanto a la divinidad, y el mismo, en los últimos días, por nosotros y por nuestra salvación, engendrado de María Virgen, Madre de Dios, en cuanto a la humanidad; que se ha de reconocer a uno solo y el mismo Cristo Hijo Señor unigénito en dos naturalezas, sin confusión, sin cambio, sin división, sin separación, en modo alguno borrada la diferencia de naturalezas por causa de la unión, sino conservando, más bien, cada naturaleza su propiedad y concurriendo en una sola persona y en una sola hipóstasis, no partido o dividido en dos personas, sino uno solo y el mismo Hijo unigénito, Dios Verbo Señor Jesucristo, como de antiguo acerca de Él nos enseñaron los profetas, y el mismo Jesucristo, y nos lo ha trasmitido el Símbolo de los Padres

¡Bendito sea el nombre de Jesús!

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Esta afirmación la hacemos cuando se realiza la oración al terminar la adoración al Santísimo Sacramento; es afirmar, confirmar, es decir un Amén, (Así sea), (por siempre), que la fe nos lleva a estar incondicionalmente atentos a los innumerables llamados de Jesús.

En la antigüedad, era bastante inusual que a algún niño al nacer le pusieran el nombre de -Jesús-esto en Israel, porque? porque era tal el respeto a Jesús, que el hecho de pronunciarlo, no podía ser llevado más que por El, y nadie más.

Actualmente se le pone el nombre de Jesús a muchos niños, siendo otro el pensar de los padres actuales, ya que es importante llevar el nombre de Aquel que dio su vida por cada uno de nosotros y que nombre más grande y más bendito que el que llevó el Hijo de la Santísima Virgen María.

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Hoy por hoy festejamos el bendito nombre de Jesús, no es tanto la palabra sino lo que el nombre significa para nosotros, que es Amor, Fe, Esperanza, un caminar juntos hacia la casa eterna del Padre y vivir cada día bajo la mirada misericordiosa de un Dios que ha tenido a bien enviar a su Único Hijo para que viviera, como nosotros, sintiera como nosotros, todo menos en el pecado.

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Jesús, Jesús, Jesús y mil veces Jesús, ayúdanos a todos y a cada uno a saber ser fieles seguidores tuyos, que amemos tu Evangelio, y todo lo que nos viniste a compartir, porque tu ejemplo llevó a muchos a dar también su vida por la causa del Evangelio y hoy por hoy nos hemos relajado mucho en la cuestión de nuestra cercanía con Dios, de manera que ahora más que nunca necesitamos pedirte, que intercedas por nosotros y nos permitas aceptarte en nuestras vidas como nuestro Salvador y Redentor y promover con alegría y aún con sacrificio lo que nos depares en nuestra vida.

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Agradezcamos a Dios el que nos envió a Jesús al mundo, y que su nombre sea pronunciado siempre con respeto, con veneración y mucha Fe. "Bendito sea su santo nombre!!! Jesús, Jesús, Jesús"

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Padre Eugenio García Siller, O.S.B. 

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